El labio leporino y el paladar hendido son deformaciones congénitas de la boca y el labio, afectando a un ode cada 700 nacimientos. Se desarrollan en la etapa temprana del embarazo, cuando los laterales del labio y el paladar no se fusionan como deberían. Un niño puede tener un labio leporino, el paladar hendido o ambos. El labio leporino y el paladar hendido juntos son más comunes en los niños que en las niñas. Es también importante saber que la mayoría de los bebés que nacen con una hendidura son sanos y no tienen ninguna otra anomalía congénita.
Se le dan diferentes nombres al labio leporino según su ubicación y el grado de implicación del labio. Una hendidura en un lado del labio que no se extiende hasta la nariz se denomina unilateral incompleta, una hendidura en un lado del labio que se extiende hasta la nariz es llamada unilateral completa y una hendidura que afecta a ambos lados del labio y se extiende hasta y afecta a la nariz es conocida como bilateral completa.
Un bebé puede sufrir de labio leporino o de paladar hendido, o de ambos al mismo tiempo. En estos casos, el problema más complicado es la alimentación del bebé.
La causa exacta del labio leporino y del paladar hendido no se conoce completamente. Son provocados por múltiples genes heredados de ambos padres, así como factores ambientales que los científicos todavía no comprenden totalmente. Cuando una combinación de genes y factores ambientales causa una condición, la herencia se denomina "multifactorial". Puesto que están implicados los genes, las probabilidades de que se vuelva a presentar un labio leporino o un paladar hendido, o ambos, en una familia son elevadas, dependiendo del número de miembros de la familia que tengan labio leporino y/o paladar hendido. Si unos padres que no nacieron con una hendidura tienen un bebé con esta anomalía, las probabilidades de que tengan otro bebé igual varían del 2 al 8 por ciento. Si uno de los padres tiene una hendidura, pero ninguno de sus hijos tiene esta anomalía, las probabilidades de tener un bebé con esta anomalía son del 4 al 6 por ciento. Si uno de los padres y un hijo tienen una hendidura, las probabilidades de que otro hijo nazca con esta anomalía son aún mayores.
Los síntomas de estas anomalías son visibles durante el primer examen que te realicen de tu hijo. Aunque el grado de deformación puede variar tras la inspección de la boca y los labios, este se determinará por el cierre incompleto del labio, del paladar, o de ambos.
Más allá de la deformación estética, las posibles complicaciones que pueden estar asociadas con un labio leporino o un paladar hendido incluyen las siguientes:
Para los niños que tienen el paladar hendido, la succión es difícil a causa de la mala formación del paladar. Los niños que tienen sólo labio leporino, sin paladar hendido, no suelen padecer dificultades de alimentación. A continuación, se facilitan unas sugerencias para ayudar en la alimentación del bebé con esta patología:
Hay muchos tipos de biberones y tetinas en el mercado que pueden ayudar en la alimentación de un bebé que tiene el paladar hendido. Consulta con tu pediatra acerca de qué tipo es el más apropiado para él.
En algunos casos pueden añadirse suplementos a la leche materna o leche comercial, para ayudar a que tu bebé satisfaga sus necesidades calóricas. Consulta con el pediatra sobre algunos otros dispositivos para alimentar con más comodidad a tu hijo.
Es posible que haya muchas personas implicadas en el control de la anomalía del labio leporino o del paladar hendido de tu hijo ya que se necesitan los conocimientos de muchas áreas diferentes para ayudar con los problemas que pueden presentarse con estas malformaciones. Normalmente, este equipo está formado por:
El tratamiento de estas anomalías incluye la cirugía y el criterio de un equipo completo para ayudar con las múltiples complicaciones que se pueden presentar. El tratamiento específico será determinado por mi equipo basándome en:
Para la mayoría de los bebés que solamente tienen labio leporino, la anomalía puede repararse en los primeros meses de vida, normalmente, cuando pesa de 4,5 a 5 kilos. La decisión la tomará el cirujano y el objetivo de esta cirugía será reparar la separación del labio. En algunos casos, es necesario una segunda operación.
Las reparaciones del paladar hendido se recomiendan entre los 9 y los 18 meses de edad, pero antes de la edad de 2 años. Ésta es una cirugía más complicada y se hace cuando el niño es más grande y puede tolerar mejor la cirugía. Conjuntamente con vosotros y mi equipo, decidiremos la edad adecuada para intervenir y reparar el paladar de forma que el niño pueda comer y aprender a hablar con normalidad. En determinados casos puede ser necesaria una segunda operación.
En vuestra primera visita, os expondré los detalles de la cirugía, los riesgos, las complicaciones, los costos, el tiempo de recuperación y los resultados. Es el momento adecuado para que hagas todas las preguntas que deseas, a las que responderé franca y honestamente. Recuerda que estoy para ayudaros y para que todo salga perfecto, así que no te dejes cosas en el tintero.
Vuestro hijo puede estar irritable después de la cirugía y quizá necesite algún tipo de medicación. Es posible que tenga que utilizar restrictores acolchados en los codos para impedir que se frote en la zona de los puntos de sutura y de la cirugía.
Tanto yo como mi equipo os daremos instrucciones específicas acerca de cómo alimentar al niño después de la operación. Durante la cirugía, y durante un corto período después de la misma, tu hijo tendrá un catéter intravenoso para suministrarle líquidos hasta que pueda beber por la boca (algo aparatoso, pero normal y necesario). Durante un día o dos, sentirá un ligero dolor que aliviaremos con medicamentos que no contengan aspirina. El labio superior y la nariz de tu niño tendrán puntos de sutura en la zona donde se reparó el labio leporino, por lo que es normal que tenga hinchazón, magulladuras y sangre alrededor de estos puntos de sutura, que se disolverán por sí solos o se quitarán en, aproximadamente, 5-7 días. La cicatriz se irá borrando gradualmente, pero nunca desaparecerá con totalidad.
Esta cirugía es más complicada y puede producirle más molestias y dolor al niño que la cirugía del labio leporino. Quizá recete ciertos medicamentos para el dolor que le ayuden con este problema. Como resultado del dolor y de la ubicación de la cirugía, él no podrá comer ni beber con normalidad, por lo que usaremos un catéter intravenoso para administrarle líquidos hasta que pueda beber apropiadamente.
Tu hijo tendrá puntos de sutura en el paladar donde se reparó la hendidura. Los puntos de sutura se disolverán después de varios días y no tendrán que ser retirados por mí. En algunos casos, colocaremos una compresa quirúrgica en el paladar. No retires la compresa a menos que te lo indiquemos!
Puede que se presente drenaje de sangre por la nariz y la boca, que disminuirá durante el primer día. Se producirá hinchazón en la zona de la cirugía, que disminuirá, sustancialmente, en una semana. Durante dos o tres días, el niño sentirá un ligero dolor, que puede aliviarse con medicamentos para el dolor que no contengan aspirina.
Muchos bebés muestran señales de congestión nasal después de la cirugía. Estas señales pueden incluir ronquidos nasales, respiración por la boca y disminución del apetito. En ese caso, recetaré ciertos medicamentos que alivien la congestión nasal. También se le tratará con antibióticos para prevenir la infección mientras estés en el hospital.
La hospitalización puede durar de uno a tres días, dependiendo del caso. Se le ofrecerá una pequeña cantidad de agua después de cada biberón o comida para limpiar la incisión. Es aconsejable limpiar la zona, con suavidad, y siempre con agua, varias veces al día
Dependiendo de como haya evolucionado la cirugía, quizá te indique que le des el pecho, que le alimentes con biberones o con un vaso después de la cirugía. Deberá tener una dieta blanda durante los primeros 7-10 días después de la cirugía. Para los bebés de más edad y los niños, los alimentos blandos apropiados para su edad pueden incluir alimentos infantiles pasados por el pasapurés, paletas o polos helados, yogurt, puré de papas y gelatina. No uses pajitas ni chupetes, ya que pueden dañar la reparación quirúrgica.
Tu niño puede caminar o jugar después de la cirugía. No debería correr ni participar en juegos violentos como lucha libre o escalada, ni jugar con "juguetes para la boca" durante una o dos semanas después de la operación. Te avisaré cuando tu hijo volver a jugar con total normalidad. Y no olvides que hacer un seguimiento riguroso es crítico en estos pacientes (impacientes, más bien!)
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